Se llama Alacrán, pero su aguijón no inyecta veneno, sino que es capaz de retirar escombros de hasta 400 kilos de peso y, con ello, salvar la vida de personas que queden atrapadas entre ellos a consecuencia de un terremoto o cualquier otro tipo de catástrofe.
Con la forma de dos brazos humanos que funcionan como pinza, la extremidad principal del robot "Alacrane" puede agarrar con precisión y levantar con cuidado, gracias a un sistema hidráulico, personas y escombros de un peso máximo de entre 100 y 400 kilos, según se encuentre más o menos extendida.
Así lo ha explicado a Efe Alfonso García Cerezo, el director del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Málaga y coordinador de este proyecto de robótica móvil orientado a la búsqueda y rescate de personas.
Aunque el corazón de este alacrán de más de un metro de alto surgió de una máquina demoledora de edificios, se le han ido agregando dispositivos hasta llevar su función al extremo totalmente opuesto, puesto que en lugar de destruir, su misión es localizar víctimas entre los escombros gracias a una cámara térmica.
Además cuenta con otras dos cámaras que funcionan como ojos, aunque a veces su propio brazo les quita visión y deben ser auxiliadas por "Cuadriga", un robot más pequeño y ágil que a modo de "explorador avanzado" se adelanta, visualiza el terreno y le indica la ruta a seguir para efectuar sus operaciones con éxito.
Se ve que la tecnología no da a basto, es impresionante lo que se consigue; este robot podría ser útil en algunas partes afectadas de Japón.
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